martes, 20 de agosto de 2013

Las mujeres y la terapia del “HICE BIEN”



Hoy voy a hablar de un tema no propio de la maternidad gemelar y tal vez más emparentado con las madres o las mujeres en general y es acerca de un fenómeno liberador, misterioso, que las mujeres viven con cierta culpabilidad a veces: la famosa terapia de compras.

Después de semanas encerrada dentro del “refugio nuclear antibacteriano” con uno y otro de mis peques, que se han turnado para agarrarse todas las pestes, tuve la oportunidad de ver la luz del día.

Sin pensarlo mi cuerpo me llevó de compras. Tenía muchos objetos en la lista de necesidades postergadas, desde las más elementales a las más auxiliares, y casi como un vagón autómata de un tren de montaña rusa mi cuerpo me fue llevando a distintas paradas obligadas del recorrido.

A medida que iba comprando sentía una sensación liberadora inexplicable, cierto regocijo que me inducía a seguir realizando la tarea y me animaba a seguir comprando. Cada objeto conseguido se transformaba en una especie de trofeo, a pesar de que este fuera de lo más insignificante, como es el caso de un broche para atar el pelo o una vincha elastica a la que le encontre la fantastica virtud de retener los constantes tirones de pelo a los que me someten mis niños que seguramente nunca usaré por ser de lo mas horripilante, aunque hubo compras memorables por cierto, como "el par de botas" que siempre debí tener.

El resultado de la salida había sido de una sensación de liberación absoluta y a la vez una incógnita acerca de la lógica del fenómeno en cuestión: a que se debe este placer/pecado que tenemos llamado terapia de compras? 

Mas tarde en una reunión de mujeres comentábamos el tema, mientras una de ellas daba detalles de una salida de compras volumétrica tras haberse separado de su pareja, otra comentaba sobre “la camisa” conseguida después de un largo día de trabajo y quien les habla compartía el episodio mencionado, alguien dio con la respuesta justa.

La reflexión fue la siguiente: la terapia de compras forma parte de un proceso de autoafirmación, como si tras terminar cada compra una se dijera a si misma: “HICE BIEN”. Esta simple sentencia auto-aprobatoria opera como una gran reivindicación, un reconocimiento a todo aquello que vamos cargando por días, semanas y meses y nadie reconoce, ni siquiera nosotras mismas.

Mas acertada no podía ser la reflexión concluimos todas, no era casual además que la revelación viniera de manos de una psicóloga, pero realmente nos alegramos con la respuesta.

Desplazada la culpa por semejante argumento, no queda otra entonces que demos rienda suelta a esa pasión no liberada y hagamos la terapia del “HICE BIEN” que de vez en cuando es tan sana como restauradora y si bien mi casa podrá transformarse en un santuario de hebillitas, gomitas y accesorios para el cabello, o la tuya al poseer ese "salado" tapadito con todos los brillos que solo usaras una vez, o ese llamativo par de zapatos que se suma al desfiladero de ellos en el placard, nada nos hará olvidar cada vez que pasemos a observarlo que esta ofrenda es en nuestro honor, que bien merecido lo tenemos!


Buena manera de blanquear una pasión (adicción!) que nos invade a tantas mujeres, no?

2 comentarios:

  1. Gracias por expresar en palabras el sentimiento contradictorio de todas las mujeres(o al menos el mio),amo sentirme asi de identificada!gracias señorina!!!!!

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    1. Gracias a vos por tus coments, era un tema infaltable!!Que acierto el de la psicologa, no??!! Beso grande!!!

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