sábado, 13 de julio de 2013

Multimaternidad sufrida: Virus múltiples en casa múltiple


Una clásica de los padres primerizos es desesperarse cuando nuestros peques acusan su primer línea de fiebre. En nuestro caso mis bebes no se pescaron nada hasta recién después de los 8 meses, cuando empezaron a gatear, llevarse todo a la boca. Fue casi como un tsunami para nosotros tener que atender a uno que estaba mal y contener al otro que estaba bien para que este se sostuviera.

Así y todo nunca imaginamos que en toda casa múltiple todo se multiplica entre ellos los virus, por lo tanto cuando un bebé cae indefectiblemente el otro cae también; y ahora sí que hablamos de palabras mayores en materia de sufrimiento maternal porque a partir de aquí empieza una calesita de nunca acabar.

Podes pasarte fácilmente un mes preparando baños y compresitas de agua fría, administrando colaciones analgésicas y naturalmente sin dormir a la espera del primer y último grito nocturno. Para esto olvidémonos de todo tipo de actividades personales, desde la más básica, como pegarse una ducha hasta la más compleja, como tener una jornada laboral completa, todo ello, postergado.

Y cuando crees que ya le agarraste la mano y te curaste de espanto entran a la guardería y ahora sí que no hay sufrimiento que se compare. Porque si antes la debacle había sido tímidamente superada, le sigue con ella el verdadero Apocalipsis.

Ráfagas huracanadas y constantes de todo tipo de virus maliciosos irrumpen en tu hogar para no desterrarlos jamás. Debo hacer un parate aquí para reconocer a un par de ellos que serían de lo más guerreros, el maldito angina rojas es un soberano HDP, villano entre villanos, que no para de taladrarle la gargantúa a tus pobres bebes, luego de acostarlo e iniciar la noche con relativa tranquilidad el pequeño colonizado despierta en un mar de llantos ante la atónita y angustiada mirada de sus padres que desconociendo el cuadro intentan cambiar pañales, hacer masajitos anti-cólicos, cantar y prender luces anti-malos sueños y hasta buscar algún golpe o picadura en su cuerpito que le estén produciendo ese malestar.

Cuando todos estas acciones se agotan se termina indefectiblemente con un pediatra de urgencias en la casa o bien en una guardia médica (tema para otro día las salas de espera con un revoltoso sano y otro enfermo pero igualmente revoltoso) para que luego de la protocolar observación de oídos y garganta nos informen la presencia de este Lex Lutor de los virus infantiles en su temida versión de garganta roja (y en algunas ocasiones acompañado por su gran ejercito de enanitos: las ampollitas!!!

El otro gran villano que tiene su guarida en las guarderías infantiles es el inefable Mister Conjuntivitis, éste no goza del efecto camaleónico del Maldito Angina Roja, pero en determinadas oportunidades presenta un poder deformante en la zona ocular del pequeño gladiador que logra que el susto y nuevamente la angustia no cesen; como siempre a la noche (siempre, siempre estas cosas pasan de noche!!!) luego del baño y la cena mientras se preparan para dormir se observa una ínfima lagaña en un ojo… La presencia de Mr. Conjuntivitis ya se evidencia y su poder multiplicador es terriblemente efectivo, la mañana siguiente nos espera con el niño totalmente dominado por el super-malechor, su ojo solo es comparable con el de Rocky Balboa luego de pelear con Ivan Drago en la URSS misma, la saga termina en una guardia oftalmológica, donde un ingenuo medico nos dice, necesitaría para mirarle el ojito que apoye le mentón acá y se quede quieto un segundito…Ok, doctor, eso es imposible. Dígame que gotas le pongo....

Por lo pronto por aquí estamos en la lucha y nos vienen ganando por goleada. Pareciera el ataque de un ejercito de orcos del señor de los anillos! Claramente son pocas las herramientas con las que contamos contra ellos y pareciera no haber muchas más.

Después de incesantes consultas a la pediatra acerca del por qué de la imparable calesita vírica del horror te enteras que habría tantos virus como huellas digitales y no quedaría más que resignarse hasta que cumplan los benditos 2 años que es cuando se inmunizan completamente. Habría que contarle al Maldito Angina Roja y Mr. Conjuntivitis que cumplidos los dos años su poder devastador se reduce a cero y nuestros pequeños gladiadores podrán vengarse de ellos como lo hacen los grandes de la historia, ignorándolos… Eso habría que contarle, hoy por hoy no estamos muy seguros que su maldad sepa respetar este plazo…

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