sábado, 18 de mayo de 2013

PASEO CON MULTIPLES: EL CIRCO AMBULANTE

 


Mi experiencia como padre gemelar me lleva a admitir que todo lo que pensé mientras los gemelos fantásticos se iban gestando no tuvo su correlato con la realidad que hoy me toca vivir. Desde la falta de sueño, el amor desbordante, la falta de tiempo (ver relojes de plastilina) hasta preocupaciones, juegos y paseos por la calle; todo fue distinto a lo imaginado y en muchos casos diametralmente opuesto.

Entre todos estos temas hoy les voy a hablar de uno que parece menor, pero tanto llamó mi atención que no puedo dejar de compartirlo en estas líneas: EL PASEO CON MULTIPLES.

Yo creo que hay dos antecedentes de mi vida pre-gemelar que acentuaron la futura perplejidad: en primer lugar el perfil bajo que solía llevar en la vía pública, sólo charlas amenas con vecinos linderos y con conocidos que podría cruzarme circunstancialmente, pero siempre en tonos bajos y de cordialidad medida. Por otro, al cruzarme con familias con carritos dobles o hijos gemelos o mellizos o más, no sentía ninguna atracción mayor y hasta tal vez pensaba: Ufffff dos al mismo tiempo… pobres… (que iluso!!!).

Estos antecedentes marcaron la pista para que en mis primeras salidas a caminar por la calle con los bebés y la diosa gemelar sintiera que no fuésemos otra cosa que un circo ambulante, con sus domadores, leones, elefantes, trapecistas equilibristas, contorsionistas, malabaristas y payasos incluidos. Aluviones de personas se acercaban mágicamente a nosotros, nos preguntaban si eran gemelos o mellizos, si eran nene y nena, si dormían, que ellos no tenían múltiples pero sus hijos tenían 16 meses de diferencia con lo que prácticamente era lo mismo (?), que eran iguales, que no eran tan parecidos, que éste es más gordito pero aquel es más simpático, que no los vista nunca de la misma manera, que los teníamos que dejar llorar, que se parecen a la mamá, que se parecen al papá, que parecen mucho más grandes que la edad que tienen, que salta a la vista que han sido prematuros porque son muuuuyyy chiquitos… Así es a lo largo de una calle: son rubios, castaños altos y bajos, gordos o flaquitos, simpáticos y esquivos…otros (infinidad) sólo nos miran y nos dicen como una sentencia: Cuánto trabajo…

Más adelante tuvimos que empezar a lidiar con la secta de personas que anda por las calles intentando tocar, acariciar o hasta besar a todo bebé que anduviera dando vueltas por la calle y obviamente el detector de bebés se enciende desproporcionadamente en estos sectarios cuando se trata de circos múltiples ambulantes.

Muy lejos estamos de querer desarrollar una teoría Lombrosiana sobre los perfiles de las personas que se iban a abalanzar dentro del carrito para intentar tocar o besuquear a nuestros hijos, pero creanme que hemos depurado el don de la anticipación y detección de amante callejero de gemelos, mirando alertas a nuestro alrededor antes de ser detectados, localizamos nosotros al adorador gemelar y cambiamos el rumbo y ya no necesitamos espejos retrovisores como los automóviles para saber que atrás nuestro el sectario sediento de múltiples apura su andar ya sin posibilidades de contacto alguno, y desolado en su derrota se lo oye balbucear:- sólo quisiera tocarle un cabello, sólo eso…

Pero me voy a detener en dos contactos que tuvimos en la calle, uno de tercer tipo (OVNI) y otro metafísico o mesiánico.

El primero sucedió en un paseo de compras donde los cuatro realizábamos uno de nuestros primeros paseos bautismales, cuando de golpe vemos una persona que se acerca a los chicos y se queda obnubilado, ante el asombro lo reconozco y era un ex compañero de colegio, con la doble particularidad que de más niño había sido compañero de idiomas de la reina gemelar y principalmente poseedor de un hermano gemelo. Miles de preguntas nos hizo y todas las respuestas coincidían con el vinculo con su hermano, eran el mismo tipo de gemelos idénticos. En ese momento nos contó que él también era papá hace poco y antes de las ecografías rogaba por tener hijos gemelos. Terminada la charla se quedó mirando a los chicos de una manera que supe entender instantáneamente, él era distinto a todos nosotros, posee un vínculo con su hermano que el resto de los que no somos gemelos nunca entenderemos, pero también con todos los demás gemelos, como si se tratasen de otra especie, de seres distintos, en ese momento supe que mis hijos se tendrán siempre y que son definitivamente distintos, ese fue su primer contacto con los suyos.

La segunda anécdota sucedió a pocas cuadras de casa, salí yo a pasearlos para distraerlos en los primeros meses en los que la falta de sueño era el tema de nuestras vidas, pasando por la imponente fachada de una mansión totalmente venida a menos, una voz profunda desde lo alto me dice:- flaquito, no duermen nada, no? Yo me fregué los ojos para saber si lo que estaba viviendo era cierto, desde lo alto de la escalera imperial apocalíptica recostado entre dos leones de un dorado añejo, estaba él, harapiento, cabello largo, barba de muy crecida, enflaquecido y sucio… su aspecto, sus palabras y mi falta de sueño le elevó en un segundo al lugar que mi mente necesitaba, era una aparición, un mesías que iba a revelarme el por qué de la falta de sueño.

Desorientado le contesto, sí, no duermen nada, es terrible… Y sólo faltó que un ángel se elevara girando a su alrededor cuando me dijo: yo te voy a decir lo que tenés que hacer. Como enloquecido quise subir las escalinatas para acercarme a él, pero el cochecito de los chicos me lo impedía y hacía imposible llegar hasta el altar de mi salvador, - Por favor díganme ya lo que tengo que hacer!!!!. La realidad me abofeteó cuando la respuesta fue que los niños no duermen porque tienen el día dado vuelta, que para que duerman hay que ponerle la ropa de noche con las costuras hacia fuera para volver a darlos vuelta y que concilien el sueño… desilusionado le alcancé unas monedas y le pedí que las intente gastar en comida. Esa noche los chicos no durmieron nuevamente y para colmo estaban incómodos con los pijamas puestos al revés…


Miles de historias nos acompañan desde el nacimiento de los chicos y la calle hoy es un continuo murmullo a nuestro paso, todos quieren vernos y comentarnos cosas, algunos quieren ayudarnos y otros tocarlos, la magia del nacimiento, de la vida,  siempre puso feliz al ser humano y cuando esta magia se multiplica, la atención se centra y la felicidad te rodea. Somos un circo ambulatorio, todo el mundo quiere vernos en nuestros cuadros cómicos y también en nuestros arriesgados saltos al vacío. Este es mi circo y estoy enamorado de él, mírenlo, es gratis, regalamos felicidad.

2 comentarios:

  1. je je, totalmente identificado con la sensacion de circo ambulante, con las gemelas siempre alguien se acerca y ... - son gemelas? seguro? pues no se parecen o son mellizos?, señora que van de rosa coponn... :), en fin a veces es gracioso

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    1. Parecería ser que es un clasico en la vida de los multipadres esto del comentarismo callejero!! Y, no nos queda otra que ponerle un poco de humor, ya que nos va a acompañar toda la vida el rumoreo, jaja! ;):)

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